Duelo perinatal y gestacional, la mirada compasiva de un sufrir

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El duelo es la emoción que sentimos cuando perdemos a alguien o algo cercano a nosotros. Cuando hay un duelo, ninguna reacción es descabellada o está mal.  El duelo es una emoción que no debe ser juzgada ni sometida a la opinión del otro, es algo muy íntimo y personal. Algunas personas desean gritar, otras desean meterse bajo sus sábanas o desean estar tiradas y no hacer nada.

A veces están llenas de rabia y dolor: la tristeza, la rabia, la depresión o la culpa, todas son emociones válidas. Incluso en el duelo, uno puede enfermarse o tener fallas en la memoria o concentración.  En el duelo perinatal o gestacional, el dolor no es ni menos ni poco importante: con esta pérdida muere la esperanza de ser padre o madre, de ver nacer o crecer a tu bebé.  Muchos planes se pierden, dejando un vacío irreemplazable que tomará su tiempo en sanar; y es que la muerte de un bebé es uno de los momentos más dolorosos que hay en la vida de una familia.

Con el tiempo y en mi trabajo he aprendido que muchas de estas pérdidas no se superan.  Algunos padres nunca superan la pérdida de su bebe y eso, está bien.  Lo diré mil veces, no hay manera ‘correcta’ de llevar los duelos.  Las personas debemos aprender a respetar el tiempo y el dolor del otro porque las pérdidas son únicas para cada uno. Sin embargo, también he aprendido que, podemos llevar el dolor en el corazón, todo el tiempo que queramos, pero que es necesario hacer un duelo y un cierre de la experiencia, especialmente por aquellos que quedan.

Hacer un espacio en el corazón para aquel que se fue es imperativo; construir memorias o recuerdos también es importante. Otra vez, no estoy diciendo qué hay que darle un tiempo finito al duelo, pero hay que considerar que los demás tal vez no estén en el mismo lugar y me refiero especialmente a los hermanos que quedan o que nacen después de los que se van o a las parejas.  En este sentido, es importante comprender que todos tenemos derecho a sentir el dolor desde dónde nos encontramos en ese momento de vida. Esto se ve muy claramente reflejado en la pareja, cuando el padre generalmente no se nota (visiblemente) tan afectado por la pérdida como la mamá.

Muchas veces he encontrado -de parejas y de familia extendida- cierta tendencia a pensar que hay que salir rápido del dolor.  Estos consejos no vienen desde el egoísmo sino desde el dolor oculto de éstas personas.  Recuerde que los duelos no llevan ni reglas ni instrucciones. Así que hable del asunto y pregúntele a su pareja cómo lo está llevando. Recuerde que también es su pérdida (esto es extensivo a los abuelos y demás familiares).

En el caso de los niños, las respuestas pueden variar desde portarse mal, hasta no entender (genuinamente) que está pasando. Los más pequeños pueden pensar que algo les pasará a ellos también, otros ni se enteran.  En mi experiencia de trabajo con niños pienso que es mejor que se les explique lo que ha sucedido en palabras seguras, por ejemplo, “el bebé no va a crecer” o “nació muy chiquitito”.  Evite frases como “el bebé esta dormido” o “mamá perdió el bebé”, a medida y según edad puede dar explicaciones más claras.  Tenga en cuenta que siempre es difícil dar este tipo de explicaciones. Dependiendo de las edades, los niños pueden también estar molestos y resentidos ante la pérdida.  Algunas veces es necesario hasta visitar a un terapeuta que ayude con el proceso.  Esto es válido para cualquier miembro de la familia, incluido el lector. Los grupos de apoyo son altamente recomendados.

Una persona atravesando un proceso de duelo debe cuidar de sí mismo, si usted ha tenido la pérdida, debe cuidar su cuerpo y me refiero a la alimentación y al descanso.  Trate de iniciar alguna actividad física tan pronto le sea posible y si está en un periodo inusual de tristeza profunda -por más de dos semanas, pida ayuda.  Hay decisiones que debe tomar: por ejemplo, si desea recibir visitas y a quiénes, si va a contar de lo que les pasó y a quiénes. Aunque no lo crea, no todas las personas están deseosas de contar sus experiencias.  Lo que quiero decir es que pida lo que necesita, una mamá me dijo: “quiero que nunca olviden que David era mi bebé”…y eso esta bien.

Finalmente, haga algo para honrar y recordar a su bebé. Hay muchas formas de hacer esto y los grupos de apoyo pueden ayudar. Las que más me gustan a mi son: sembrar un árbol, hacer un muñeco con su ropita, enmarcar algo que tenga del bebé.

Recuerde, no hay una sola manera de sobrellevar el dolor de la perdida de un bebé.  Tome su tiempo y honre el recuerdo y lo que una vez fue. Es lo que único que queda.

Lizzie Brostella

Psicóloga y formadora de Psicoterapéutas

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