Autocuidado

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Quizás te suene descabellado hablar del autocuidado cuando estás experimentando un torbellino. Tristeza, rabia, desesperanza y frustración son algunas de las emociones que se experimentan ante la pérdida de un bebé.

Es algo sumamente doloroso y difícil, muchas veces se siente como si la vida llegó a su fin.  Los planes, los sueños se ven truncados y el mañana toma un matiz muy gris.  Pero a pesar de todo, el mañana sí llega y la vida continua.

A veces con días buenos y otros, en los que algo tan simple como pararse de la cama, parece una tarea tan titánica como escalar el Everest.  ¿Y sabes algo?  Es normal.  Nadie más que tú puede saber por lo que estás pasando, porque de la misma manera que tu angelito tiene una huella única, tu proceso es singular, cada uno vive el duelo de una manera distinta.  Así que este artículo no pretende ser un manual de instrucciones sino una lista de sugerencias para que te puedas cuidar y te ayude en tu proceso, escoge lo que sientas que te resuena. Espero que te ayude.

  • Un día a la vez, (y como le digo a mis pacientes, a veces es una hora o un minuto a la vez).  No te apures, tómate el tiempo que necesites. A veces un pequeño paso hacía adelante es todo lo que necesitas.
  • Valida tus sentimientos y exprésalos.  Date permiso de sentir lo que sea que estés sintiendo en el momento.  El duelo tiene muchas etapas y cada una de ellas está caracterizada por una emoción central, pero eso no significa que no puedas fluctuar a lo largo del día por muchas de ellas.  Puede ayudar escribir un diario, un blog, o hablarlo con alguien.
  • Escucha tu cuerpo y trátalo con amabilidad.  Come alimentos que te nutran y saborea cada bocado (aunque solo sean 2 porque no te cabe ni uno más).  Uno de los aspectos que más se ve afectado es el sueño.  Tener rutinas antes de dormir como tomar un baño caliente, escuchar una meditación, usar un aceite esencial que te guste puede ayudarte a dormir con más facilidad. Muévete, así sea 5 minutos de una caminata, el ejercicio te puede distraer y revitalizar.
  • Recibe la ayuda de quienes te quieren y están ahí para ti.  A veces cuando estamos pasando por un momento de mucho sufrimiento tendemos a aislarnos, esto es normal, pero debes tratar de pedir lo que necesitas y recibirlo con tranquilidad.  Llegará un día en el que puedas hacerlo por alguien más, aunque hoy esa posibilidad no parezca real.  Necesitar y pedir no son señales de debilidad sino de humanidad.
  • Pon límites.  Quizás pueda parecer contradictorio con el punto anterior, pero también se vale decir que NO.  Las personas a tu alrededor tratarán de “ayudarte” a seguir adelante, a veces de una forma que te funciona y otras veces harán o dirán cosas que te molestan o te hieren.  Está Ok hacérselos saber.
  • Recuerda qué te traía alegría antes de la pérdida.  ¿Tenias algún hobbie?  Quizás hacer pequeñas cosas que te dan placer te puedan ayudar.  Siempre escuchando como te sientes.  Se vale volver a sonreír.  Tener momentos de alegría puede hacerte sentir mucha culpa, pero es parte del proceso.  No significa que estás olvidando a tu bebé.
  • Ten rutinas.  Ellas dan una sensación de continuidad.  Sonará un poco absurdo, pero pueden ser cosas tan sencillas como cepillarte los dientes a la misma hora todos los días o tomarte una taza de café.
  • Estar en contacto con la naturaleza puede ser una experiencia reconfortante.  Da un paseo y simplemente contempla lo que tienes a tu alrededor, sin un guión, simplemente experimentando con todos tus sentidos, los colores, las texturas y los sonidos.  Esto te trae al momento presente y puede ayudarte a recargar tus baterías.
  • La respiración es una herramienta muy poderosa y nos ayuda a regularnos.  Ejercicios donde cuentas el tiempo en el que inhalas y exhalas pueden ser de gran utilidad.  También la meditación es algo que puedes intentar poco a poco y sin exigirte demasiado, hasta que encuentras lo que te funciona.
  • Busca ayuda profesional.  Hablar con un profesional de la salud mental o asistir a grupos de apoyo puede ayudarte a tener un espacio con quien compartir tu proceso sin sentir que tienes que cuidar a los demás de que puedan sentirse cargados o abrumados.  Si sientes que no puedes solo/a no dudes en buscar ayuda.
  • Cuida tu parte espiritual independientemente de cual sea tu creencia.  Es importante tener un espacio que nos de contención y sostén.

Por: Tammy Zebede

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